La ciudad siempre nos sorprende , esta cuna de asflato es nuestro habitáculo, en donde cada rincón lleva impreso el paso del tiempo y con esto se escribe el nuevo capítulo de vida urbana.
Dentro de todo este caos encontramos un elemento particular, si señores EL BUS URBANO cómplice de nuestra cotidianidad, de esos días en los que tomamos un plácido sueño mientras la ruta hace el recorrido hasta nuestro destino, en donde los vendedores ambulantes nos dicen siempre la misma cháchara (lleve uno en 200, para su mayor economía 3 en 500...), podemos ver grandes manifestaciones de amor y odio (I love forever, tqm, Odio a mi madre.. ), no puede faltar l amabilísimo chofer que chancletea el acelerador haciendo del viaje un placentero sarandeo y cuando va muy lleno un bello mensaje nos envia (Echen pa tras) y si no se lo hace, él muy amablemente nos manda para allá con un sutil frenazo , miles de palabras propias de nuestra jerga Chibchombiana (Gurre, llave, ceba, gonorrea.. con pus...) y uno que otro artista que plasma sus obras en los asientos de este servicio público. Este es el panorama... como no rendirles tributo a estos carritos simpáticos.
el Instituto de Investigaciones EstéticasUniversidad Nacional de Colombia en cabeza del arquitecto Juan Carlos Pérgolis desarrollaron un intersante trabajo de investigación denominado El libro de buses de Bogotá en donde se hace un viaje a través del desarrollo tanto a nivel cultural como estético de este medio de transporte y el impacto social que este genera. Se muestran las representaciones en torno a la movilidad con el fin de construir nuevas concepciones de ciudad. Chévere el proyecto. Los invito a sentir y mirar un poco más la ciudad, adentrarnos en esos pequeños detalles , hacer diversas lecturas en torno a ella y poruq no, socializar esta experiencia.
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